Llegar a la fotografía fue algo natural y previsible en mi, ya de niña me encantaba la pintura pero no tenía el don que era necesario para su desarrollo, por lo que fue aparcado y nunca retomado. Al cabo de los años el regalo de una cámara fue sin duda definitivo para mi futuro, lo que comenzó siendo una afición se volvió una pasión.

Creyendo que mi destino era trabajar de administrativa, el despido a los 49 años, supuso un nuevo horizonte para mi, desembocando en mi situación actual.

Conscientemente nunca habría pensado que el mundo de los niños formaría una parte importantísima en mi vida y que a día de hoy es donde me encuentro más a gusto.

Cada sesión significa un nuevo reto donde cada niño me enseña algo más acerca de esta maravillosa disciplina.

Solo espero que disfrutéis de mis trabajos al igual que lo hago yo, pues no busco la gloria al estar ya en ella.

Gracias a todas las familias que día a día confían en mi y me entregan a sus tesoros más preciados, por que hacéis realidad mis sueños.

Besos

Calle Luis Pérez Ponce 6, Villafranca de Córdoba